Esta semana he enfrentado dos maneras de ver el vino y la vida que representa. La parte pomposa, la del dinero y la real, la de verdad. Me quiero quedar con esta.
El otro día conocí de manera presencial a Patricia y Salva de la bodega La alquería de Pruna.
“LA ALQUERIA DE PRUNA”, tiene sus viñedos en la pequeña localidad de Pruna, ubicada en la Comarca de La Sierra Sur de Sevilla, limítrofe con las provincias de Cádiz al sur y de Málaga al este.
Situaciones como la que viví a buen seguro que son más frecuentes de lo que sería deseable.
Y lo que vi fue a una pareja de viticultores que ofrecían un trocito de su vida. Presentaban su último vino a un empresario como la familia que presenta a su recién nacido a los vecinos y familia. Hablaban de él con un amor y un brillo en los ojos difícil de describir. Y ocurrió que les hablaron de precios y presentaciones de una manera tan impersonal que casi dolía y sentí que aun así, estos trabajadores de la tierra, estos generadores de sueños, estos creadores de momentos felices, estos valientes con hazadas y tijeras de podar, se irían para casa sabedores de que su vida, a pesar de esos momentos, sigue teniendo sentido. Un sentido que pocos aprecian.
Hace ya algún tiempo que me di cuenta que este mundo de la vitivinicultura tiene dos caras ( como casi todo en la vida). Está el snobismo de la estrella Michelín al mejor sumiller y las tiendas de vinos con clientes donde el valor del vino solo es el precio de su etiqueta y luego están esas vidas que huelen a sudor, a trabajo, esas manos con olor a tierra y grietas de trabajarla, esas espaldas dobladas de cargar cajas y de madrugar y esas noches en vela esperando que las levaduras hagan su magia para embotellarla, esa vida que eligieron llevar y con la que hacen felices a tantos buenos aficionados.
Me hubiese gustado que vieseis aquellas caras de ilusión y que hubieseis sentido lo que yo sentí. Mi mirada hacia los vinos ya estaba cambiando hasta ese momento y ahora mucho más.
Gracias Salva y Patricia por vuestro trabajo. Un trabajo por cierto muy bien hecho. Brindo por vosotros .
Mi nombre es Paula, soy cómo de la familia de Patricia y Salva. He trabajado en el sector bodegas 15 años entre Bodegas Caballero, Osborne y Domecq y cómo dices por desgracia hay dos maneras de ver el vino...
ResponderEliminarMi admiración hacia tú artículo, yo presencié fortuitamente la situación y supiste captar perfectamente el tesón que ponen con todo su corazón y esfuerzo diario. Les admiro profundamente. Quiero agradecer tú artículo porque es justo que se les reconozca su trabajo y os invito a todos a probar un gran vino LA ALQUERÍA DE PRUNA que cada día no deja de sorprender a más entendidos del sector.