Que un pescado marida bien con un blanco y una carne con un tinto es tan cierto como antiguo. A nadie se le ocurre ya proponerlo (al menos en los círculos donde espero moverme en breve).
Pero de ahí a llegar a estudiar que tipo de moléculas de un alimento podemos encontrar en una uva y que tendrán una "sinergia" perfecta..... Va una vida!!!!
Pues en esas estamos. Ya os comenté que no soy persona de términos medios. Voy de extremos a extremos y tras leer ( algunos capítulos varias veces) el libro de Ferran Centelles "Què vino con este pato : una aproximación a la esencia de los maridajes" en el que relata con el hilo conductor de sus muchos viajes la historia más moderna de los conceptos que conforman el mundo del maridaje, me veo en casa estudiando que botella de vino abrir porque se me ha ocurrido un plato y necesito maridarlo de manera correcta.
Quiero tenerlo a punto para la próxima cata y en un alarde de ingenuidad o soberbia ( o un poco de cada) me decido por un cubo de nabo cocinado a baja temperatura marcado luego con mantequilla y un asopa de tomate . La sopa de tomate con su hierbabuena de toda la vida y con un toque se sesamo al final que según el susodicho libro casa a la perfección con algunos tubérculos como el nabo.
Conclusiones: El nabo tal como lo hice aporta poco sabor si lo maridamos con un vino del Bierzo de uva Godello que por otro lado casaba de miedo con la sopa de tomate. También es cierto que comenta Ferran en el libro que uno de los puntos que queda más claros es que los aromas son los que realmente crean la armonía entre plato y vino, y que hay muchas moléculas comunes entre la menta y un sauvignon blanc o un verdejo.
Resumiendo..... El plato está chulo si lo comes con agua y si le vamos a maridar, mejor que le demos una vuelta..... Parafraseando a Asterix el galo... Están locos estos sumilleres!!!!
PD: Ya tengo en la cesta de Amazon el próximo libro "Papilas y Moléculas" de Francois Chartier
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